Ni siquiera hizo falta negociar. Los Boston Celtics le preguntaron si quería quedarse, Aron Baynes dijo que sí, entonces el equipo le pidió algo de flexibilidad para poder acometer otras operaciones, y Baynes les dijo que lo que hiciese falta para que funcionase su plan. Dicho y hecho, el jugador australiano acordó su renovación por dos años y un total de 11 millones de dólares (cobrará más en el segundo de esos años, sobre el cual también tiene opción de jugador, y existe una cláusula anti traspaso para el primer año).

Tras esta operación, los Boston Celtics marcan como realizado el primer paso de su plan para la agencia libre, restando, según Keith Smith, 11 millones de dólares por debajo del impuesto de lujo (que con la firma de Brad Wanamaker y Robert Williams, más otros contratos no garantizados de la plantilla se convertirían en unos 7.8), más toda la Mid Level Exception.


 

Aron Baynes, un vikingo que quiere morir luchando

 

Con 31 años, pocas batallas le quedan a este jugador que ya tiene un dedo de su mano ocupado. Tras una buena primera temporada en Boston, todos los expertos presumían que el jugador querría quedarse en Massachusetts. A pocas horas de comenzar oficialmente la agencia libre, se daba por supuesto que Baynes no se reuniría con más equipos, encauzando su vuelta al TD Garden de forma fácil, sencilla y «para toda la familia», como diría algún manitas vasco.

Y la familia tiene mucho que ver en su decisión, ya que la suya ha hecho muy buenas migas con los Hayward y los Theis, creando un núcleo muy unido entorno a sus hijos.

 

baynes

 

Con la familia contenta y en un verano rácano para los agentes libres, Baynes decide morir peleando, y que sean las valquirias de los Celtics las que lo lleven al Valhalla si hace falta. Danny Ainge retiene a uno de sus guerreros más duros, un jugador comprometido con la causa, y que ha cumplido con creces su papel.

Aron Baynes decide sacrificarse para competir, intentado llevar a los Celtics hacia su preciado 18º anillo. Como dicta el proverbio vikingo: “Conviene madrugar al que quiere ir a luchar y tomar vida y bienes ajenos. El lobo acostado no llena la boca. Tumbado nadie triunfa.

Marcus Smart sigue esperando

 

Y si lo de Baynes ha sido rápido, parece que lo de Smart tardará un poco más. Según los expertos cercanos a la franquicia y al jugador, el interés en mantener la relación es mutuo, apostando a que se llegará a un acuerdo tarde o temprano, pero el entorno del jugador prefiere esperar un poco y ver qué le ofrece el mercado, algo que no disgusta en Boston, que con el dinero ahorrado con Baynes puede hacer una buena oferta.

Recordemos que aunque un equipo le haga una oferta a Smart superior a la cantidad ofrecida por los Celtics, este no tiene porqué aceptarla, y según dicen la idea del jugador es aceptar la oferta de Boston, aunque quiera explorar el mercado.

Apunte salarial. Como decíamos al comenzar el artículo, ahora mismo los Celtics tienen 7.8 millones de espacio sin llegar al lujo. Es importante no entrar en lujo este año, ya que en los años que vienen no se va a poder evitar con todas las renovaciones que tendremos que efectuar (existe una penalización por estar varios años seguidos en el lujo que es conveniente atrasar). Los contratos de Nader, Theis y Ojeleye no son garantizados, y es probable que Nader no siga en el equipo. Esto pondría a los Celtics con algo más de 9 millones que ofrecer a Marcus Smart.

Si el base acepta la oferta cualificada, estaría jugando por unos 6 millones, y se convertiría en agente libre sin restricciones el verano que viene. Los Celtics podrían ofrecerle un contrato de dos años que empiece por esos 9 millones en el primero y vaya subiendo, dejando que Smart vuelva a salir a la agencia libre en un verano en el que el cap salarial habrá subido mucho.

Otros rumores

 

Algún periodista afirma que los Celtics estarían interesados en Tyreke Evans, rumor que sonó con mucha fuerza en la trade deadline. Danny Ainge podría ofrecerle la MLE (algo más de 8 millones de dólares), un entorno competitivo y posibilidades reales de una final por el anillo. El jugador encaja bastante en el equipo, y le daría un plus desde el banquillo que hizo falta el curso pasado.